7/18/2005

dibujo de horas

¿Por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
Alejandra Pizarnik



Bóveda paralítica que me desenfoca,
me desacomoda,
me saca del vaivén cotidiano,
saber-nosaber,
estar-noestar,
querer-noquerer.

Durante unos minutos pudimos comprendernos,
minutos que fueron años,
minutos de relojes cocainómanos.

Allí me observé desde afuera,
desde lejos.
No pude reconocerme,
nosequepasó.
Ni una lágrima,
ni un bostezo,
ni un ínfimo (íntimo) ardor en el vientre,
los nervios ordenados,
quietos, nada.

Estar muerto debe ser algo parecido,
algo así de aburrido como este témpano inmóvil
que espera la época propicia al deshielo,
que espera el caos, la ley, el latigazo
que espera ciego la tormenta.

7/10/2005

Aspaldiko Guduak (versión)

He soñado que me mataban con una bomba de tuercas; unos tornillos así de grandes me repartieron por ahí
Jorge G. Aranguren




El calor convoca a las arañas
Mientras tejen, hablan de nosotros
Es preciso conseguir una escalera
Temo por las aspas perdidas en la guerra.

Hay un pozo ciego que sigue emanando sus vapores. Trataste de ampliar su radio y él insiste en que lo azulejen con mayólicas y paciencias muy caras.

Un, dos, tres, ya...
Los chicos amanecen antes del alba
El cielo marca prótesis de ardor indoloro
Temo por las almas perdidas en la guerra.

Hay una jaula reciclada por un arquitecto de fiado. Trataste de evadir la deuda y él insiste en que pagues con tranvías, con alguna cosa que no exista.

Estás tomando distancia en la fila
Alrededor crecen cardos, malos yuyos
Los ojos son garras sólo ven sangre
Temo por las armas perdidas en la guerra