Cálculos

Es demasiado caro este malestar
Saco cuentas, multiplico veces,
escarbo mis bolsillos,
busco en el fondo de la cartera
y compruebo que no alcanzan
las monedas, que no puedo
con precios onerosos.
Entonces decido que no lo necesito.

Cristales rotos III

Los días de vino y rosas
terminan antes de acabar la botella.
El mal tiempo y la lluvia
no son patrimonio del invierno.
Todo pasa a ser una idea vaga,
un segmento ínfimo perdido en pocas noches
Se tiran los dados
y ya no retrocedes dos casillas
Cantaste falta envido
y perdiste otra partida.

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Pero lágrimas no quedan
o eso crees.
Las unicas verdades irrefutables
son aquellas que te salan las heridas
Esas que ya no arden
solo molestan apenas
como una alergia incipiente.

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Así fue la gran muestra mundial
del desamparo.

Como un pequeño instante de memorizar tu voz
que aún zigzaguea en mis entrañas.

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A fuego lento
se cocieron las migajas de tu ausencia.
En el veneno del recuerdo
encendí una llama que jamás se consumió.

Cristales rotos II

Nada es azar
no hay destinos
solo un sucio prestidigitador
disgrega los hilos del pasar
y es un condenado cretino
que esconde las manos
no devuelve el cambio
y nos caga las propinas

A merced de desencuentro
de infortunas, fútiles migajas
vanos intentos, vamos
hiriendo arrebatos
insoportables esferas
girando, girando
para encontrarnos siempre
en la casilla de inicio.

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Hace ya largos días
y noches en que no espero
Esa voz se perdió enredada
entre otras voces que
como pérfidas putas
te pasan la factura
antes del servicio.

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¿Qué es lo que impide que se piense que los males no son tantos?
El miedo sigue reinando y no hay defensa posible.
¿Pero dónde es que encontró la legitimidad necesaria
para gobernarlo todo?
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                                                a tientas un destino
                                                inutil veo
                                                y ciega esta la caricia

                                                esa música
                                                suena a lamento
                                                de espuma

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Alejar las manos de las orilla de las cosas
Acercarlas hacia tu cuerpo
Y que las caricias borren los destiempos.

Recuperar la boca perdida en agrias pieles
Acercarla hacia tu lengua
Y que los besos desestimen las palabras

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Todos los mares se parecen
Y los cielos y los destinos
Excepto uno:
el que restaña
las heridas del insomnio...
El paisaje de tus ojos

Cristales rotos I

Tus aguas no son hospitalarias.
Me recorren la espina clavando sus puñales.
Y no hay meteorólogo que pueda explicarme
porque las corrientes cálidas desaparecen,
cada una de las veces que te toco.

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¿Cómo despertarás mañana
cuando no haya espejos
o si los haya estén vetustos
reflejando una imagen perdida
como por detrás,
como si de Alicia se tratase
pero gastada de tanto
no cumpleaños?

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Duele tanto hoy
el que sea ya mañana

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A medida que voy dejando
de esperar lo sorprendente
Descubro que el ayer
no fue más que una imagen pegajosa.
Algo así como la sabia que sale de las cortezas
y es como un caramelo muy amargo.

Todo llega indefectible
Y te aseguro que sucede,
cuando ya no nos importa.

Caracol

I

La playa está desierta.
Una luna grande y lujuriosa lame el sexo del mar.
No se han inventado aún ni grandes alfombras rojas
ni erguidos postes de alumbrado que tapicen la arena
o iluminen el abismo.

Hay algo a lo lejos que hipnotiza:
un punto luminoso desprendido de la oscuridad.
Tan solitario como una escarapela sin día patrio.
Allí está y voy a él con la insensatez de un enamorado.

Si consigo atraparlo te lo doy porque ya no será importante.

El humo me acompaña y podría ser suficiente.
Por ahora me arreglo.
Sigo bailando en la cornisa y si resbalo nunca es lo suficiente para caer.
Sigue siendo el violeta mi color predilecto.
De momento melancoleo y se me ocurre que tal vez
sea factible eso que algún día desearé.

Esto de no crecer e ir encorvándose
contorsionando el cuerpo como un caracol.
Y ser caracol.
Morir caracol.

II

Soy caracol y voy dejando mi estela de baba sobre la tierra, las piedras, las plantas, el pequeño, inmenso universo que me rodea.
Arrastrarme, esconderme en mi débil, tierno caparazón, dejar mi huella brillosa, viscosa, avanzar sigiloso.
Absorber todos los aburrimientos del mundo animal.
Seguir con mi instinto y buscar a la caracola con la que aparearme.
Una linda y cariñosa caracola que me ayude con la prole o con la espera del pie que me pise o la sal que me consuma, con la muerte de viejo... caracol que soy.

III

Sauce

Parece que hoy todo fuera como estatuas.
La inmovilidad de este silencio
es como escarcha
que va quemando rosas
disipándoles aromas
perpetuando latigazos.
Resistiendo.

Sólo ver lo que es el árbol.
¡Semejante monstruo enrevesado!
Todo el tiempo creciendo incontenible.
Resistiendo.
Resistiendo a la incordura y a las voces
maliciosas que no cesan.
Resistiendo.

Estamos tan solos... yo lo veo
Vos allí... te veo
Yo aquí... aquí me veo
tratando de mirarte autorizada
desnuda de etiquetas
llorando naderías.
Siempre tan alegremente triste.
Como una marca que se lleva
un tatuaje de biromes indelebles.
Como el gran mito del payaso
como el cuadro del negrito lagrimoso.
Como el árbol.
Resistiendo.

Elegimos la lluvia
lo que se retuerce
lo que crece hacia abajo
explorando con su copa dislocada
mirándole la cara al mundo subterráneo
que unas veces es de fuego
y otras nada más que ríos
pequeños manantiales espontáneos
que no pueden expandirse.

Porque el muro es soledad a veces
y otras tantas, también es resistencia.

Algún vidrio está rompiéndose.

La imagen recreada tiene el gusto de la asfixia.
Nada le llueve al resabio de la tarde
que en el techo descansa como un gladiolo entre lápidas.
No hay extremos que estos tentáculos no puedan abarcar,
porque estos mismos son los vidrios, la lluvia inexistente,
el ahogo asmático que vuelve a empañar la transparencia.

Algunas veces nos dolemos sin palabras.
Otras tantas nos armamos con sudores
derramados como arcillas que no fraguan.
Esa consistencia lenta que puede asirse,
ser algo parecido a un sueño impúdico
que se esconde bajo un parquet apuñalado.

El veneno representa metonimia del deseo.
Nada aqueja y, sin embargo, la oscuridad
es el silencio que estira sus dedos rugosos
para tocarte y palpar tu orgullo, para someterte al deleite
y consagrarte los dones que algún ángel ebrio
dejó abandonados en unos ojos huérfanos.

Ahora mismo algún vidro está rompiéndose.
Y los filos son puñales que coagulan tanta sangre.

Canción de amor sin condones

Entonces estabas muerto
y me decías que dejara de sonreír.
Pero las flores siempre me resultaron cómicas
y no podía parar.
Llego luego una puta y te pidió perdón.
Atónita, contemplé la escena.
Porque ella te amaba sin condones.
Sin esperanzas.
Entonces todos estábamos muertos
y todos sonreíamos ante las flores.
Tu puta (vida) desaparecía
un poco antes de la tortura.
Más tarde vi como la carne explotaba,
destilando brillos y cristales demolidos.
Y la sangre arruinaba mi mejor abrigo.
Porque ella me amaba.
Sin reactivos y sin suerte,
sin esperanza.

Monedas

Apenas puedo verte cuando desciendo.
Tu rostro es como un boceto que le rompe las puntas a los lápices
que mantuve afilados en días largos.
Ya no queda casi viento, ni frío.
Sólo esa especie de manía hacia la ausencia de color.
Sin monedas que pasadas por el prisma
se conviertan en los siete o los más que merecemos.
Sin monedas.
El sol se pone siempre, corazón.
El sol es lujurioso y engaña los sentidos.
Los ojos, llevan vendas enquistadas.
No las quites, es posible que te duela la mirada,
que te sangren las retinas afectadas de mentiras
parecidas a angelitos, esos círculos dorados en lo negro.
Los ojos, si se cierran esconden formas que no te recomiendo.
Es hora de acomodar los cajones más amargos,
de tirar las estampitas del recuerdo,
de dejarnos arrastrar por la marea.
Los cristales son helados,
son cubitos que al final se escurren en ausencias.
No hay tesoros, ni hay mapas que te guien.
No hay monedas.
La belleza es ese punto que no puede dibujarse

La de la mina

La invitaron al jardín de los placeres
y terminó aspirando pegamento en una esquina del Abasto,
con un francés que de francés solo tenía el apellido y la colonia.
La mina muestra sin pudor las cicatrices que varios cafishos
le marcaron al rojo en el lomo pa' que "andara" derechita.
Siempre corre porque aprendió a caminar antes del gateo,
a cantar antes que a decir, a sonarse los mocos antes que a reir.

La mina corre y no encuentra.

Las veredas pasan como siglos y todas las cadenas de oro,
todas las monedas perdidas se hunden en la tierra, caen por cloacas
y la humedad de Buenos Aires se le mete en las costillas
Fuma y come chicles sin azucar.
No hay ni un gramo de dulce en su sangre
y cuando se corta las venas tropieza con la esponja y la yilet.
Hay una especie de ojera que no pinta y la sacude.

La mina tiene hambre y come chicles sin azucar.

Tiene precio fijo: un truco de gallo, un ramo de perejil más IVA
Pone pedacitos de vidrio en las medianeras para lastimar
a quien quiera saltar su desorden de tránsito,
su autopista sin punto de llegada, la colina de huesos
que gusanos desprecian y vendedores de seguros
no reconocen en sus pólizas.

La mina corre y tiene hambre sin azúcar.

Canción de la resistencia

Comenzó a llover.
Puede olerse en la tierra
el aire de derrota.
Se vienen tiempos
en escala de grises de 8 bits.

Hay que estar preparado.
Contener la respiración
lo más que se pueda.
Esconder el sueño,
postergarlo.

Se vienen tiempos nadahay
nadapasa, sólolluvia.
Días acromáticos
sin luces que se proyecten.
Sin razones.

Hay que poner el pecho,
encender el fuego
y esperar en el hueco
del invierno, cambiar la piel
de osos, viboras, dormir

Se viene la desmemoria,
la sombra hipnótica
de la desidia
El asma y la nada
habitando madrigueras.

Canción del último fracaso

Tanteaba el aire
como si estuviese escrito en braile.
El silencio recorría esa oscuridad
apartando cada uno de los sonidos,
clasificándolos con cautela
como si se tratara
de pequeños escorpiones.

Pero más abajo había
montones de basura.

Sólo montones de basura
que lamían los zapatos.

Y ya no era el aire
lo que sus huellas tocaban.
Sino una lluvia que dolía
como hojitas de afeitar desafiladas.

Aculturaciones

Su voz, de bandoneón ebrio
al galleguito se le dio como un regalo.
Pero los satélites y la geografía
mostraron sus garras,
de muñecos terribles, atroces.

Bonita voz, pero los diarios
seguían tiñendo los dedos de negro
Y la nena arrabal no quería
andar todo el tiempo olvidando
el segundo anterior.

El gaita la tenía clarísima:
casi todos los paisajes
se parecen a otros lados.
Y el Polaco o el Nano
son iguales a los besos,
al adiós o al para siempre.

Hace un rato fueron al kiosco
y buscaron una San Miguel
- Parece que en estas calles
no hay más que Quilmes Cristal.
Y esa es la gran diferencia
entre el Obelisco y la Cibeles.

No hay línea en el camino cuando todo pasa.
Y las distancias empiezan a notarse.
Cada uno de los tímpanos sordos del nene
y de la nena dicen: - ya no queda nada más
que esta palabras epilépticas... enfermas.

Y la enfermedad no sabe de banderas.

Paredón y después

En el gran guiso del culo del mundo
el reparto no fue claro.
Nos dieron uno cuatro por un pelpa
y luego, cuando el hambre
nos puso el cuore de reojo,
lo vendieron a dos mangos.

El sur estaba cada día
mucho más al Sur
Y cada minuto que sucedía la ofensa
más difícil era alcanzarlo.

Ya no era un bloque de hielo sino sólo
un débito automático sin firmas.

El enano que se para en esa esquina
vende merca a uno ochenta.
Aprovechá la oferta, princesa
que es la buena, está apenas
cortada al cuarenta y cuatro.
Y mañana, dicen que hay corrida
y se la llevan en frascos de home banking

Es la mishiadura lo que aprieta
Si todavía se me parara,
te juro, linda, te haría un buen descuento
para dártela por el culo
en el corral de los cerdos.

Pero el Sur
cada vez está más al Sur.

Si no hay cash, andate al Club del trueque
Dicen que por ahí
se consigue el mogra por tres créditos
Si lo que vendés es el alma
fijate bien con quién hacés la transa
No sea cosa que te den la boliviana
y no puedas distinguir ya nunca más
ninguno de los puntos cardinales.

No olvides que el Sur
es siempre el que está abajo.

Save from

Espero envío espero nada
solo el impás del silencio
atormenta la nueva vida
le da sueño al fracaso
hace trampa.

Espero nada espero envío
solo tierra entre las garras
viene a contarme de años
y desidia frustrante sueño
Apuesta.

Nada espero envío nada
Solo esa mancha que quiere
pero queda en enhebrarse
hilo indemne sueño quiero
Gana.

Y no hay más
No queda más
Por donde veo
aparece eso
Eso que parece
lo que veo
donde no hay
más que perder
Pierde.

Envío nada espero nada
Simple caricia palabra
suele proteger la noche
sin sueño partido vida.
Haz la tonta

Nada envío nada espero
Solo atisbo de dudas si
fetichista del rojo y
el negro sueño y van más
Toma partido.

Espero envío nada nada
Solo nadar sin flote
ni saber bien de esto
que hacer sueño deambula
Abre el juego.

Y no hay más
donde no hay
Eso que veo
aparece eso
por donde más.
Acepta
Cancela.

Save from...

Tango remasterizado

¡Cómo ha de ser confusa la estructura del tiempo.!
            Dos y media o las tres.
Dos y media o cuatro, tal vez
            Quizás me muera aquí
murmurando viejos acordes insensatos

            Un lamento se escucha a lo lejos.
¿Serán dos gatos copulando o la voz de un lactante hambriento?

Hay cuatro cadáveres en el asiento de atrás.
            Sólo cuatro, más que suficientes.

Cinco y media o las seis...
            Cómo indefinidos roces suaves del silencio

¿Estará el cielo nevado de humo, negro ciego?
            ¿O es que se abren pequeños huecos amarillando el día?

No comprendo
            Cuesta entender tu andar indiferente.
Tu espalda bella y displicente,
            tan carente de los mínimos milagros esenciales

¿Habrá hoy alguna confianza que amiste con mis garras?
            Quiero gritar, despertar tu sueño de hemiplejías
y no herirte nunca más.
            Quiero correr, pero ya he fumado demasiadas semanas.
El pecho se me achica y las piernas pesan demasiado.

¿Serán quizás las tres?

            Mañana, compraré un reloj,
cronometraré el tiempo que perdí en largos desvaríos
            y ajustaré los sentidos temporales y espaciales
Mañana prometeré ser puntual.

            Tal vez esos demonios que avecinan mi placard
salgan de una vez a levantar mis huesos tímidos,
            Puede ser que finalmente haya un dios,
y que también exista un adiós...

No es que esté rogando, ni es que te rece ahora,
            que no sé cuál es la hora que es
Pero es tarde para ponerme de rodillas.

Y no estoy en condiciones de llorar.

Ofrenda

Armo el candombe en la cabeza
Con un faso desquiciado
El sol se agolpa
Y todo adquiere
Un mágico vaivén
La espuma inmóvil
Y todos los fenómenos
Al alcance de mis ansias
La diosa Yemanjá
Umbanda en ritos
A mi alrededor
Entre el desvarío
De nombres que no recuerdo
Cristales, filosos
Escolaseando brillos
Amanecer apretado
En botellas sin mensajes
Sin cervezas
Sin sonidos batucantes
Como adicta en abstinencia
Deseo
Detenida en una imagen
Tu nombre escrito
Con mis garras
Sin darme cuenta yo
Descubro
Reconozco
Propia de mi
De la malaria
Tuya
Me entrego al sacrificio
De los peces
De las flores
De las velas.

Cocktel

¿Es sangre eso que enfría las arterias?
Habíamos logrado trascender,
salirnos del camino de espinas venenosas.
Los buenos reflejos eran nuestros gestos.
Reimos.
Reimos de los malos de la peli
creyéndonos tan buenos,
mientras una lágrima se consumía lenta
sobre las mejillas de los ángeles.

Atras quedaron nebulosas,
etílicos sucesos malparidos
Fuimos únicos
en el vaivén de los payasos desalmados.
Nos vimos frente a frente
y estabamos desnudos, tan expuestos,
indefensos como sapos de escuela secundaria.

Ahora que dimos con el antídoto.
Ahora que encontramos la difícil.
Ahora que todas las medallas eran milagrosas.

La niebla del recuerdo escupe sus humores
el miedo (nuevamente),
el miedo que no sabe de anticoagulantes,
espesa sangre, congela las arterias.