1/22/2008

otro tanguito

Ladrones que acechan el tesoro,
cuervo hambriento chupasangre
de rapiña discontinua que no cede
ni una pizca luminaria de descanso,
ápice ansiolítico, —nunca olvidan las tareas,
siempre andan deseando lo vedado
tras cristales que están sucios—
Veo ahora como mueren los rosales,
ni una flor en este año y ya pasó,
como pasan los estigmas,
las brevísimas faldas primaveras,
las materias polcas del espiante.
Y en el hilo desabrido del desmayo,
cascallar de voces apretadas,
el desahucio que se inmola
—ya no toquen, ya no sigan,
que se callen los ejércitos violines,
que se pinche el fuelle y la pendiente del absurdo
se haga patria de los parias pobrecitos,
sin orquesta, en el deslinde de mañana,
piezas sueltas de un mecano inesperado—
Digo basta. El viento ataca sin puñales.
Digo basta y me miran los relojes.
Digo basta y cambio de canal.
Digo basta y no hay señal.