6/08/2014

uno que estaba por ahí

Sabemos hasta qué deformación consentida,
hasta qué renunciamiento de nosotros mismos,
hasta qué parálisis de sutilezas nuestro mal nos obliga cada día. 
No nos suicidamos todavía.

Entre tanto, que se nos deje en paz.

Antonine Artaud

(canción)

Florcita del tigre
regalo que vuelve
a mis manos
mi boca nariz.

Entonces:
salir de la cárcel del miedo. De la cabeza, lo que se agita en espasmos.

(canción)

Mi pelo
en su hombro
tan bello
como invisible.

Después:
el caos que nos envuelve cruzando la avenida como ciegos.

(canción)

Aquí lo mejor peor de mí
en el medio, o abarcando
el corazón dividido.
Como un río.

Más tarde:
el desapego. La distancia que es necesario tomar.
(canción)

Ojeras y bolsas
se alojan como ocupas
de este antiguo edificio.
Una broma un pase adulterado.

Luego:
seguiremos fingiendo muecas, abriremos los ojos como si algo aún pudiera sorprendernos.

(canción)

De lo que se repite
como una oración.
De lo que debiera
estar aniquilado.

Y al fin:
las cenizas cuando la erupción pase y el polvo cubra al futuro en estado de fermentación.