9/09/2007

Juegos/Tetris


















Con la inquietud de lo "casi terminado", un cuadro de Damián Calderón


Nada mejor que lo que se dibuja espontáneo,
como una magia que no se sabe bien de dónde sale
Las fichas caen, forman un caleidoscopio desnudo
y se encastran como cuerpos apareándose.
De una se hacen muchas, son una gran red
que destripa el tiempo y reinventa los segundos.

Ves todo lo que pasa como en sueños
nada asusta, es demasiado suave esta armonía.
En la oscuridad difunta hay algo que brilla:
es la calma del pensar acomodado.

Sin embargo, la soledad punzante te detiene.
Encontrás la salida en lo que cae,
en ese espejismo a dónde descansan las torpezas.

Pensando.
Pensando en lo superfluo, dejando vagar alguna idea.
Pensando en el significado del enorme escenario en movimiento
Pensando en lo que no para de girar.

Cerrando.
Cerrando los ojos podés ver que hay algo más en la otra orilla

Y nuevamente es la trampa de colores.
Azules, rojos, amarillos de contorsiones que bajan,
son un gran tentáculo buscando con el ansia de agolparse,
hacerse carne, mezclarse entre los ojos
y ser uno, una inmensa materia inconsistente.

Vos estás abajo, tratando de escaparle al aguijón,
al veneno, al alma que le reza a una tarde adormecida.

¡Que despierte!
Que despierte de todas las resacas,
las inútiles palabras nunca dichas,
las reacciones primitivas, arañadas de la nada,
eso escrito ahora en arenas movedizas.