8/15/2004

Aculturaciones

Su voz, de bandoneón ebrio
al galleguito se le dio como un regalo.
Pero los satélites y la geografía
mostraron sus garras,
de muñecos terribles, atroces.

Bonita voz, pero los diarios
seguían tiñendo los dedos de negro
Y la nena arrabal no quería
andar todo el tiempo olvidando
el segundo anterior.

El gaita la tenía clarísima:
casi todos los paisajes
se parecen a otros lados.
Y el Polaco o el Nano
son iguales a los besos,
al adiós o al para siempre.

Hace un rato fueron al kiosco
y buscaron una San Miguel
- Parece que en estas calles
no hay más que Quilmes Cristal.
Y esa es la gran diferencia
entre el Obelisco y la Cibeles.

No hay línea en el camino cuando todo pasa.
Y las distancias empiezan a notarse.
Cada uno de los tímpanos sordos del nene
y de la nena dicen: - ya no queda nada más
que esta palabras epilépticas... enfermas.

Y la enfermedad no sabe de banderas.