8/24/2004

Monedas

Apenas puedo verte cuando desciendo.
Tu rostro es como un boceto que le rompe las puntas a los lápices
que mantuve afilados en días largos.
Ya no queda casi viento, ni frío.
Sólo esa especie de manía hacia la ausencia de color.
Sin monedas que pasadas por el prisma
se conviertan en los siete o los más que merecemos.
Sin monedas.
El sol se pone siempre, corazón.
El sol es lujurioso y engaña los sentidos.
Los ojos, llevan vendas enquistadas.
No las quites, es posible que te duela la mirada,
que te sangren las retinas afectadas de mentiras
parecidas a angelitos, esos círculos dorados en lo negro.
Los ojos, si se cierran esconden formas que no te recomiendo.
Es hora de acomodar los cajones más amargos,
de tirar las estampitas del recuerdo,
de dejarnos arrastrar por la marea.
Los cristales son helados,
son cubitos que al final se escurren en ausencias.
No hay tesoros, ni hay mapas que te guien.
No hay monedas.
La belleza es ese punto que no puede dibujarse