8/18/2004

Canción del último fracaso


Tanteaba el aire
como si estuviese escrito en braile.
El silencio recorría esa oscuridad
apartando cada uno de los sonidos,
clasificándolos con cautela
como si se tratara
de pequeños escorpiones.

Pero más abajo había
montones de basura.

Sólo montones de basura
que lamían los zapatos.

Y ya no era el aire
lo que sus huellas tocaban.
Sino una lluvia que dolía
como hojitas de afeitar desafiladas.