7/18/2005

dibujo de horas

¿Por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
Alejandra Pizarnik



Bóveda paralítica que me desenfoca,
me desacomoda,
me saca del vaivén cotidiano,
saber-nosaber,
estar-noestar,
querer-noquerer.

Durante unos minutos pudimos comprendernos,
minutos que fueron años,
minutos de relojes cocainómanos.

Allí me observé desde afuera,
desde lejos.
No pude reconocerme,
nosequepasó.
Ni una lágrima,
ni un bostezo,
ni un ínfimo (íntimo) ardor en el vientre,
los nervios ordenados,
quietos, nada.

Estar muerto debe ser algo parecido,
algo así de aburrido como este témpano inmóvil
que espera la época propicia al deshielo,
que espera el caos, la ley, el latigazo
que espera ciego la tormenta.